Economía: Crecimiento y Estabilidad

En este apartado, la economía se traduce, más allá de números, en estrategias que se toman para satisfacer la mayoría de las necesidades con los recursos limitados puesto que las necesidades no terminarán de surgir (primer problema del que parte la economía), y, además, implica la toma de decisiones (segundo problema). A partir de ello se expondrán las acciones, así como algunos de sus resultados durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz.
El periodo del presidente Díaz Ordaz se desarrolló en el contexto nacional de la última etapa del Milagro Mexicano, caracterizado por crecimiento económico así como por la estabilidad política. Estos dos aspectos no podrían ser comprendidos el uno sin el otro, pues dado que existió la agrupación en grandes cuerpos organizativos y control de sectores populares sindicalizados por medio del corporativismo, fue como las medidas económicas lograron implementarse en la sociedad mexicana.
Díaz Ordaz siguió con el modelo del Desarrollo Estabilizador, cuyas estrategias consistían en el papel del Estado como generador de las condiciones, facilidades (bajos impuestos -incluso la exención de éstos-, concesiones, subsidios y  aranceles proteccionistas) e infraestructura para impulsar al sector privado a invertir  en  industrias clave para la económica e industria nacional, pues no dejando de lado el contexto de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, en donde los países en estado de guerra dedicaron sus recursos al sector armamentístico, tanto éstos necesitaban productos que ellos no podían producir por su atención centrada en el conflicto bélico, como otros países (México entre ellos) tuvieron que producir ellos mismos lo que requerían para satisfacer sus propias necesidades, y exportar aquello que requerían los países en guerra.

La forma en como el Estado Intervencionista actuaba en los procesos económicos también fue por medio del modelo de sustitución de importaciones, en el cual, además de llevar a cabo las medidas anteriores, emitía leyes y reglamentos que se adecuaran a las necesidades, tales como la Ley de Industrias Nuevas y la Ley de Mexicanización de la Economía, en donde se establecía que el capital de una empresa debía construirse con, por lo menos, 51% de capital nacional y un máximo de 49% extranjero. Dichas leyes proteccionistas fueron emitidas durante los periodos de Ávila Camacho y Miguel Alemán Valdés, años con que inició el Desarrollo Estabilizador y el Milagro Mexicano, que continuaron hasta el fin del sexenio de Díaz Ordaz. (Bolivar, 2008, p.159)



Un elemento necesario para llevarlo a cabo era el Estado de Bienestar, identificado con la socialdemocracia europea, contrapuesto con el socialismo soviético de Stalin, y que en México tomó factores de la socialdemocracia, pues se trataba de cambios sociales a partir de reformas y no medidas radicalizadas traducidas en violencia, y eran las empresas públicas por medio de la acción del Estado, las que creaban condiciones de desarrollo de la mano de obra que iba a ser incorporada en la industria nacional.




Además, el Estado era el que trataba de generar mayor igualdad social y mayor calidad de vida mejorando las condiciones sociales mediante instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en 1944, con el cual podría decirse que inicia el Estado de Bienestar en, Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en 1960, y la Compañía Nacional de Sistemas Populares (CONASUPO) en 1962, próximo al inicio del sexenio de Ordaz.


Así, “el Estado se hizo cargo de los programas y costos en infraestructura de comunicaciones telegráficas y telefónicas, caminos y puertos, transportes marítimos y aéreos, ferrocarriles, obras hidráulicas […]” (González, 2015, p.29).



Ello también estaba encaminado a la modernización en tanto reconversión de la economía como del país agrícola a uno industrial, para lo cual se requería transformar las comunas en pequeñas propiedades privadas, de manera que la clase burguesa se acrecentara y, si ésta crecía, significaba que también había quién comprara lo que se produjera. Igualmente, una clave para la estabilidad igualmente fue la movilidad social, pues la base de los profesionistas implicaba la posibilidad de ascenso social y, por tanto, crecimiento y acceso al consumo.

Así fue que para el sexenio de Díaz Ordaz, la clase media se acrecentaba, podía acceder a condominios y bienes de consumo duraderos. La inversión era fluida y el tipo de cambio era de $12.50 por dólar, con lo cual igualó al de 1954. (Krauze, 2003) 





Además, con la XIX Olimpiada los servicios de comunicaciones aumentó considerablemente con la instalación de 128 586 de aparatos para el servicio telefónico y telégrafos en 2.5%. El turismo por los mismos juegos olímpicos aumentó la actividad en hoteles, restaurantes y servicios de esparcimiento. Los ingresos por el sector turístico ascendieron a 498 millones de dólares, y el incremento de turistas de 1.7 millones en 1967 a 1.9 millones en 1968, trajo consigo un mayor ingreso por su permanencia y gasto medio por persona. (Gómez, 1968, p.9)


Mientras el Estado promovía el desarrollo e impulsaba la producción y distribución de bienes y servicios en manos privadas como estatales, igualmente tuvo que controlar a los sectores obreros para evitar huelgas que pudieran desestabilizar este proceso, así como se controló el sector de campesinos cuyas tierras comunales pasaban a ser para la propiedad privada, y que además demás, con la reconversión de la economía, la mayoría de los recursos iban destinados a la industria y no al campo, por lo que éste sufrió un declive y descapitalización a la par que se descuidaba la producción alimentaria, lo cual trajo como consecuencia que se tuvieran que importar granos esenciales para la alimentación.(S/A, 2013).

Cuando Gustavo Díaz Ordaz ascendió al poder, la mayoría de los sindicatos más fuertes del país ya estaban controlados. El movimiento ferrocarrilero estaba bajo el dominio de Jesús Díaz de León, “El Charro” (Pérez, 2014), quien era apoyado por el gobierno y entregaba los movimientos. El sindicato petrolero se encontraba bajo el control de Joaquín Hernández Galicia, “la Quina”, y el magisterial había sufrido ya varias represiones. 
Todo ello se vio reflejado, desde el aspecto económico, en cifras que demostraron un crecimiento del producto interno bruto (PIB) del 8.5% en el periodo 1940-1970, y fue en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz en que el tipo de cambió se conservó en todo el sexenio en $12.50 por dólar, con una inflación sexenal del 8%, reduciendo la del sexenio anterior de 8.2% y mucho menor en comparación a la de su sucesor, Luis Echeverría, cuya inflación sexenal fue de 27.6% (Aguirre, 2016).

Sin embargo, el descuido al campo se vio reflejado en cuanto al producto nacional bruto, pues en 1966 obtuvo tan sólo 1.6%, en comparación a la construcción con un 15%, manufacturas del 11% y energía eléctrica del 10.3%. En tanto que en 1968, casi al cierre de su sexenio, la agricultura tuvo el 3.7%, mientras que las manufacturas el 9.0%, construcción 8.9%, energía eléctrica 8.5% (Gómez, 1966).

Si bien su sexenio se caracterizó por el crecimiento y estabilidad económica, sobre todo para las clases medias, también estuvo impregnado de descontento social, puesto que no sólo el campo se vio desprotegido, sino que incluso hubo levantamientos de grupos de la misma clase media en demanda de mejores condiciones laborales. 

Comments

  1. oye cuales son tus referencias

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  2. Tiene razón, porque se ve muy bien pero en ningún lado las pone

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